Soy una de esas muchas mujeres, cada vez más, que ha decidido abordar la maternidad en solitario. Al día de hoy, me encuentro llena de felicidad, aunque en el camino ha habido unas cosas buenas y otras no tanto.
En ese camino, fruto del azar, me encontré con Marta. Me ayudó a conocer mi cuerpo, qué tanto desconocía y previamente a quedarme embarazada me estuve preparando para acoger a mi hijo a todos los niveles.
Disfruté mucho en esa preparación, estaba emocionada. Cada actividad que hacía era encaminada a cuidarme, quererme y querer a ese ser que aún era un proyecto, pero que ya estaba amando sin estar aquí;porque al final me dí cuenta de cuánto se les ama, porque una se cuida, le vas cuidando incluso antes de que llegue a compartir la vida.
Para mí el parto ha sido una de las experiencias de vida más hermosas que he tenido, había llegado el momento de prepararse para esa situación tan mágica y nuevamente Marta, fue protagonista en mi vida. Juntas preparamos mi periné para el alumbramiento, de tal manera que toda la musculatura estuviera tonificada y flexible a la vez. Era otro momento para conectarme con mi cuerpo y con el pequeño. Me he dado cuenta que ellos perciben cómo les cuidas desde el momento que están en tu pancita. Está conectado contigo en todos los aspectos. Éramos dos en uno. Por fin llegó el día de la llegada del pequeño, un momento de gran felicidad. Me sentía preparada para ese momento y, segura de toda la preparación realizada. Todo fue muy hermoso para mí, desde la primera contracción sentí que abrazaba a mi hijo en su llegada a la vida. ¡Gracias Marta, por mostrarme un camino que me era desconocido hasta el momento!
